La madrugada del 16 de noviembre de 1989, en plena guerra civil salvadoreña, seis sacerdotes jesuitas, profesores universitarios, y dos empleadas fueron asesinados en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) en San Salvador. La noticia tiene una inmediata repercusión internacional, porque además de la barbarie, entre los sacerdotes asesinados se encuentra un intelectual de prestigio, Ignacio Ellacuría. La posición de los Jesuitas de la UCA era inmejorable para mediar en un previsible acuerdo de paz y su talante sin tacha, la herramienta ideal para poner fin a una década de guerra cruenta. Inmediatamente el Gobierno culpabiliza a la guerrilla del FMLN, pero una testigo presencial echa por tierra la versión oficial. Se llama Lucía Barrera de Cerna y trabaja como empleada de la limpieza en la UCA. Aquella noche ella vio quiénes son los verdaderos asesinos: el Ejército. Su testimonio será clave para esclarecer la verdad y hacer justicia, pero además cambiará para siempre su vida y la de su familia.